Cómo podía yo sospechar que aquello que parecía tan mentira era verdadero, un Figari con violetas de anochecer, con caras lívidas, con hambre y golpes en los rincones. Más tarde te creí, más tarde hubo razones, hubo madame Léonie que mirándome la mano que había dormido con tus senos me repitió casi tus mismas palabras.

sábado, 23 de enero de 2010

La de siempre.





Tengo tantas ganas de irme, pero tanto miedo a la vez. Pues aún no he vencido mi faceta ''soy una insegura de mierda y todo irá mal''. Sé que debo agradecerlo. Y sé que va a ser inolvidable. Sé que iré todo el día nerviosa con la cámara colgando del cuello y con el móvil en la mano, para no perder nada. Sé que voy a comer menos que un pajarito, porque aunque mis kilos demás digan lo contrario, soy muy fisna con la comida. Echaré de menos la col con patatas de mi madre LOL, pensé que nunca diría esto.
Qué peligro. Echaré de menos tocar la guitarra, el msn, el blog. Mi pobre blog, abandonado una semana de mi mano, las gamberradas con mi hermano, las broncas de mi madre y las canciones de mi padre xD.
Echaré de menos España, muchísimo, ya me veo intentando comunicarme con mi pésimo nivel de inglés. Echaré de menos mi camita. Oh, mi camita. Y los programas de cotilleo. Oh, my god.




Sé que un día llegué a París, sé que estuve un tiempo viviendo de prestado,haciendo lo que otros hacen y viendo lo que otros ven. Sé que salías de un café de la rue du Cherche-Midi y que nos hablamos. Esa tarde todo anduvo mal,porque mis costumbres argentinas me prohibían cruzar continuamente de una vereda a otra para mirar las cosas más insignificantes en las vitrinas apenas
iluminadas de unas calles que ya no recuerdo. Entonces te seguía de mala gana,
encontrándote petulante y malcriada, hasta que te cansaste de no estar cansada y
nos metimos en un café del Boul’Mich’ y de golpe, entre dos medialunas, me
contaste un gran pedazo de tu vida Cómo podía yo sospechar que aquello que
parecía tan mentira era verdadero, un Figari con violetas de anochecer, con caras
lívidas, con hambre y golpes en los rincones. Más tarde te creí, más tarde hubo
razones, hubo madame Léonie que mirándome la mano que había dormido con
tus senos me repitió casi tus mismas palabras.